7/07/2007

Calorcito, calorcito...


Muy buenas, gente. Por fin vuelvo tras un largo periodo de ausencia. ¿La causa? Pues que cada vez que me adentraba a enfrentarme a este duelo personal entre las teclas y yo (quien conoce el catálogo de miembros viriles que son mis manos puede dar fe de ello) era para llevar a cabo los trabajos que he tenido que hacer en este cuatrimestre, por lo que no he tenido la oportunidad de dedicarle un tiempo provechoso a este rincón.

Bueno, comienza de nuevo el verano…sí, muy bien, el descanso, el calorcito, las cervezas en la terraza, la gira veraniega de David Bisbal, Jordi Dan arrasando, el Gran Prix (réquiem por Ramón García, que sólo le quedan las campanadas de Nochevieja como no espabile…) de nuevo con su burda imitación del mítico Humor Amarillo (señores de Cuatro, no lo intenten, no es lo mismo sin los antiguos comentaristas…o quizá sea que cuando uno pasa de los 11 años pierde interés por ver japoneses metiéndose ostias como panes…), y todos esos aspectos entrañables del gloriosos y ansiado verano tales como salir a comprar el pan en cinco minutos y llegar a casa como si hubieses hecho la San Silvestre ( de ida y de vuelta…).

Y cómo no, siguiendo la tradición veraniega, un servidor tiene que cumplir con la costumbre anual de quedarse en la cama con 39 grados de temperatura corporal que ha hecho las delicias de mis últimos tres días. Cómo no, ya estaba tardando. El día 28 acabé mis obligaciones académicas, y pronto pensé: a ver cuándo enfermo, para variar… Y en efecto, no he tardado mucho. Así que no hay nada más veraniego para mí que unos días en cama medio grogui con fiebre. Ya es tradición de un tiempo a esta parte.

En fin, para que veáis con qué buen pie comienzo en el tan esperado verano. Así da gusto. Si os quejáis de calor en la calle, no tenéis que hacer más que veniros a mi casa y meteros conmigo en la cama, bien arropaditos…ahí ibais a saber lo que es sudar, quejicas.

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