2/18/2008

Empujador y excluidor.


Creo que no he escrito aún desde que vivo en Vallecas...

¿Por qué ha de ser diferente vivir en Francos Rodriguez que hacerlo en zona vallecana?

Pues precisamente por el hecho de que lo que antes eran quince escasos minutos de autobús o metro, se han convertido en cuartenta y cinco minutos de media (sin sumarle los retrasos correspondientes...) de línea 1 de metro. Quien esté abocad@ a cogerla, sabrá a lo que me refiero...

El otro día, en Atocha Renfe se subieron las respectivas 876 personas por vagón (centenar abajo o arriba...) que lo hacen diariamente; y un servidor, desdichado de mí, que se sube en la parada de Nueva Numancia (a veces con soltura, otras con tortura...) a cuatro cómodas paradas de la estación en cuestión, creo que debí de empezar a perder el conocimiento, ya que empezaba a ver a las personas algo azules...bueno, a todo el mundo...

Quizá fuese por la falta de oxígeno y la presión corporal que sufría mientras una mujer de 1,55 incrustaba su nariz en mi pecho y su hijo se encajonaba entre mis piernas, a la vez que me tocaba la cabeza la visera de la gorra del makoi que se había encaramado a la barra del techo.

Creo que incluso llegué a ver a un hombre metido en la vitrina del extintor...pero esto lo dudo ahora, ya que puede que fuesen alucinaciones mías...y a lo mejor iban dentro dos personas, y no una.

Siempre que en estas situaciones (prácticamente, cada mañana...) me acuerdo de las imágenes que emiten a menudo por televisión sobre el transporte en Japón o en China en las que ves cómo hay gente que sale casi por las ventanillas...como desbordados....como aquel Qué apostamos en el que se metían veintitantos en un Seiscientos...Pues eso, como si alguien los hubiera colocado estratégicamente.


Pero un día cuál fue mi sorpresa cuando veo cómo un hombre vestido de Prosegur se encargaba de agarrar a la gente que sobraba y ya no cabía, animámdoles con la suavidad que los caracteriza a no intentar subir y esperar a otro viaje...Me recordó que un día mi amigo Java me contó que en el cercanías, también en Atocha, en las horas más concurridas, había visto a empujadores que oprimían a la multitud para que las puertas pudiesen cerrar...

Así que me encuentro con dos ocupaciones nuevas: empujador y excluidor. Del primero depende que subas, del segundo depende que te bajes.

"Mamá, mamá, quiero ser excluidor"....probablemente la madre iniciaría un discurso antiracista y contra la exclusión social, escolar, etc..

"Mamá, mamá, quiero ser empujador en el cercanías o en el metro"...a continuación la madre llevaría al psicólogo al niño por tendencias psicopáticas....