12/28/2006

Se acerca peligrosamente

Se acerca peligrosamente. A lo lejos, ya la voy viendo venir. Sus luces se van haciendo cada vez más presentes, y pronto llegará el maldito día en el que me cegarán, recordando que, como cada año, está aquí de nuevo, con su sonrisa falsa y su fría estampa. No pudo evitar nuestro reencuentro, por más que lo intento. Pasee por donde pasee sé que voy a ir encontrándome indicios que me siguen anunciando su llegada. Sé que por mucho que la repudie, veré como otros cientos la reciben con los brazos abiertos. Mientras yo la rehuyo, sigue su avance impasible. Cada vez son mayores sus llamadas desde la lejanía desde la cual me saluda y que cada vez mengua más en distancia y tiempo.
Me despierto un día, y su azote en mi nuca viene de la mano de un encuentro entre dos transeúntes a la salida de mi portal: ¡Hombre, buenas! Feliz Navidad...
Sí, ya me ha cogido, ya se ha abalanzado sobre mi ciudad y la ha inundado de consumismo y sonrisas de quita y pon. Y de propósitos de un año nuevo...que debe ser el 2045, por ejemplo, porque el famoso AÑO QUE VIENE debe ser que no llega nunca, porque nunca veo esos propósitos a lo largo del año siguiente, el cual transcurre después de estos últimos días que, como una muerte real, son la agonía de un año que muere, y dan paso a otro que parece que finalizará bajo el mismo clima repugnante.

12/12/2006

Buenas, gente. Regreso a este mundo para haceros llegar nuevas reflexiones. Tenía en mente otro tema, pero un acontecimiento ocurrido hace poco me ha llevado a postergarlo. Ahí va.

"Requiem por una pesadilla"

Me encontraba estudiando en Madrid la tarde del domingo, cuando sonó el teléfono. Era mi hermana, algo que no me extrañó mucho ya que suele hacerlo para ver qué tal me ha ido el viaje. Pronto se adentró en el tema por el que me había llamado: "¿ a que no sabes quién se ha muerto?". Como es normal, en ese momento me sobrecogí y se me pasaron muchas personas por la cabeza (la mayoría de avanzada edad, creo que esto es inevitable) tanto de mi entorno como más lejano. Con cierto retardo, entre intentando acertar algo (imposible), y como no queriendo escuchar la respuesta por si fuese trágica, tarde en formular mi "¿quién?. "PINOCHET", afirmó tajantemente mi hermana.
En ese momento, aunque mi hermana esperase una gran ilusión por mi parte, o muestras de alegría, opté por unos segundos de silencio, hasta que la contesté: "en el fondo me da pena, se muere impune y sin sufrir lo que se merecía".
En cuanto colgamos, fui a encender el televisor para ver si alguna cadena había interrumpido su insufrible programación de media tarde para realizar alguna conexión o algún comentario sobre su muerte. Hice algún recorrido, y en tres canales hacían un seguimiento (bastante repetitivo, como suele suceder en estos casos en los que la noticia tiene una repercusión enorme pero carecen de imágenes suficientes para ponernos), y me paré a escuchar lo que decían. Imágenes de su despreciable existencia, del sufrimiento provocado, represión...imágenes que hicieron el día a día de los chilenos (unos con mala fortuna, otros con peor...). No se me puede olvidar el comentario que hicieron en Antena 3 sobre recalcar, al final de una breve descripción sobre la figura de Pinochet, que el mayor auge económico de Chile tuvo lugar durante la dictadura; tras recordar a la madre del guionista (y también a la de la reportera, por ayudar, aunque tenga menos culpa), me pregunté varias veces si esa coletilla venía al caso. Pero bueno, no quiero entrar en ese debate aquí.
Én lo que aquí quiero centrarme es en otro asunto.
La dictadura chilena es un tema que siempre me ha afectado, no sé por qué especialmente, pero siempre ha tenido para mí una atención especial. Además, creo recordar que la última vez que lloré a lágrima viva fue hace unos tres años viendo un documental sobre aquellos años de sufrimiento del pueblo chileno, y cómo a día de hoy tienen que encontrarse por la calle o en el supermercado a aquellos mismos que les encerraron, les torturaron, les violaron, asesinaron a los suyos, les persiguieron...
Desde pequeño, me enseñaron a que por mucho que sea el odio que se pueda tener a alguien, no se puede desear la muerte a otra persona. Aquí quería llegar. Es algo que siempre he tenido como debate interior, si alguien se merece realmente una muerte, por muchas atrocidades que haya cometido.
El hecho es es que en este caso, no llego del todo a esa disyuntiva, ya que la base de mi sentimiento de "pena" por su ¿repentina? muerte es el hecho de que se haya ido de este mundo, en el que participó por hacerlo más invivible, sin que se le haya juzgado por los delitos cometidos contra la humanidad. Y encima, ironías de la vida, se muere el día de los Derechos Humanos. "Pa´ mear y no echar gota", como diría mi madre. Se muere impune, seguro que con una sonrisa en los labios, quizá no real por su mal estado, pero sí sentida. Como cuando se le estaba intentando juzgar, se le declaraba en mal estado mental ya por su edad y no se conseguía, y regresa de su operación de corazón de Londres, en silla de ruedas...y se levanta...sólo le faltaba echar a correr, hacer un corte de mangas a todo el mundo e irse a casa a patita...
Pues no puedo ocultar unos grandes deseos de haber podido ver cómo ese canalla, aunque no se le hubiese juzgado, hubiese sufrido una muerte dolorosa, lenta, insufruble, desquiciante...como dolorosas, lentas, insufribles y desquiciantes fueron las torturas que realizó su régimen. ¿Ojo por ojo? Pues quizá sí. Pero que fuese la propia vida la que se volvía contra él, sin "ayuda" externa (ya que nadie más que un sanguinario como él y sus secuaces es capaz de realizar atrocidades como las que ordenó), en forma de dura enfermedad, por ejemplo.
Pero quizá sea el lado humano o los valores que me han transmitido los que me lleven a pensar después en que no hay que desear sufrimiento a nadie. No sé hasta qué punto esto puede ser cierto, y si no será cierto aquello de que "uno siempre recoge lo que se siembra", porque si es así, me da que nuestro "amigo" se va con la cosecha sin recoger, pero con 3000 semillas plantadas en forma de vidas arrebatadas a chilenos y otras miles en forma de desapariciones (sé que si algún día se abriesen las aguas del Océano Pacífico darían fe de los hombres y mujeres que lanzaban vivos atados a vías de tren desde aviones, por ejemplo...).
"Van a ver la mano más firme que jamás hayan visto". Cierto, eras un hombre de palabra. Y qué bien lo afirmaste, malnacido, que ninguna hoja de cualquier árbol de Chile se mueve sin tu permiso.
Espero que llegue el día en que esas hojas se muevan a su antojo.

Si existen esos cielos y esos infiernos, esos lugares que nos han dicho siempre tantas religiones donde las almas buenas van a un sitio y las malas a otro, si va a un lugar bien acogido, esos dioses deben ser unos bromistas, y si se ha ido a uno de esos infiernos, no me cabe la menor duda de que el diablo le habrá acogido con los brazos abiertos; pero luego nuestro "amigo" se habrá hecho con el poder de las tinieblas, para después torturar al diablo hasta hacerle caer exhausto, con espinas entre los dedos, o electrodos, o castrándolo, o violando con maderas y metales, o mutilando...y seguir así con su "mano firme"...